jueves, 24 de marzo de 2016

Primer viaje a Europa. Berlín Occidental

El primer semestre de 1971 fue de intenso trabajo debido no solo a la ampliación de las facultades del BVP sino también por las obras y actos relacionados con el sesquicentenario de la Independencia.

En adición a esas actividades tenía que cumplir con las que correspondían a mis funciones como Director de la  Empresa Administradora de Inmuebles EMADI, director de IPAE y presidente del Instituto Peruano de Ejecutivos Financieros, IPEF organismo creado por mi amigo, colega, hermano, Herbert Morote.

Como si eso no fuera suficiente debía dedicar tiempo a los trámites necesarios para doctorarme incluyendo la correspondiente Tesis para lo cual conté con la valiosa ayuda de Eduardo Iraola Moreno y Daniel Rodríguez Moran.

De alguna manera todas esas actividades habían creado un cierto grado de proximidad con el General Francisco Morales Bermúdez, Ministro de Hacienda y Comercio, quien en diversas oportunidades me había invitado a participar en reuniones de trabajo y actos sociales (tomar tragos)  en su despacho donde conocí al famoso El Gaucho, General Luis Federico Cisneros Vizquerra.

Durante las  reuniones de trabajo pude apreciar la recargada labor que tenía el general Morales y la forma en que la realizaba.

Normalmente trataba varios temas a la vez con equipos de colaboradores ubicados en diversos ambientes del despacho ministerial. Se reunía con un grupo, le planteaba un tema y se retiraba. Iba hacia otro grupo, le planteaba otro tema y así sucesivamente.

Al regresar al primer grupo tomaba nota en un cuaderno de la recomendación que le efectuaban y planteaba que se analizaran alternativas. De esta forma lograba que le efectuaran recomendaciones concretas y debidamente sustentadas que anotaba en su cuaderno de trabajo.

Para coordinar o trasmitir instrucciones mandó instalar líneas telefónicas privadas en nuestras oficinas de tal manera que cuando necesitábamos hablar con él levantábamos  el teléfono, que llamábamos rojo, y sin marcar ningún número nos contestaba personalmente o su edecán. Si el Ministro quería hablar con alguno de nosotros lo único que hacía era marcar el anexo correspondiente.

A mediados o fines de agosto su edecán me llamó por el teléfono rojo y me dijo que esa noche habría una reunión en el Círculo Militar.   
¿Es de trabajo o social? Pregunté
Es para tomar tragos, me contestó.

Esa noche me dirigí al Círculo Militar y mientras manejaba el Dodge Coronet, ensamblado en el Perú, me trace dos objetivos: No emborracharme y salir de vacaciones.

Al llegar ví que prácticamente todos los altos funcionarios públicos del sector financiero se encontraban tomando “tragos”  y se acercaban al General Morales Bermúdez para plantearle algún pedido o efectuar alguna sugerencia. Entre ellos recuerdo a José Luis Brousset, Luis Barua Castañeda, Roberto Keil Rojas y Max Gamarra.

Como había estudiado en el Colegio Militar Leoncio Prado cada vez que me dirigía a un militar lo llamaba Mí y su grado así que cuando me dirigía a Morales Bermúdez le decía “Mi General” mientras que el me llamaba por mi apellido.

Serian como las once de la noche cuando el General me preguntó
Y tu Tapia ¿Qué quieres?

Mi General los tres últimos años han sido de mucho trabajo y necesito salir de vacaciones, le contesté.

De vacaciones ¿a dónde?
A Europa dije.

Mientras regresaba a mi domicilio me di cuenta que yo estaba ebrio y debía manejar con mucho cuidado pero que seguramente el General también lo estaba y no se acordaría de nuestra conversación.

Al día siguiente llegué a la oficina como a las 10 de la mañana y mi secretaria alarmada me dijo:

¡! El ministro lo llamó a las ocho!!

Sorprendido  tomé el teléfono rojo  para contestarle de inmediato.
Mi general le devuelvo la llamada-dije

Prepara los papeles para que te vayas a Berlín, me contestó

Gracias, mi general dije y colgué.

¡Increíble!! Yo no recordaba que durante nuestra conversación de la noche anterior le había mencionado que la International Union For Housing Finance IUHF me  había invitado a  participar, en mi calidad de Gerente General del Banco de la Vivienda, en su  XII Conferencia que se realizaría en Berlín Occidental , República Federal de Alemania

Mi intención era convertir ese viaje a Berlín en mis primeras vacaciones europeas y lo primero que tenía que solucionar era el costo de los viajes aéreos así que llamé a la agencia de viajes donde trabajaba Marta Morote, hermana de Herbert, quien me dijo que el ticket del vuelo a Berlín debía ser válido por un mes lo que me permitiría, al terminar la Conferencia, hacer escalas en las ciudades de la ruta. 
Vas de Berlín a Roma y te quedas unos días, después vuelas de Roma a París  y te quedas unos días y así sucesivamente. Me aconsejó.

En esa época los empleados del BVP, si bien estábamos sujetos al régimen laboral del sector privado,  necesitábamos autorización ministerial para representar a la entidad en un evento por lo que, después de que el Directorio aprobara mis vacaciones y asumir los costos de mi participación en la Conferencia de la IUHF, el Ministerio emitió la correspondiente resolución.

De acuerdo a mi diario personal, escrito hace 45 años, a las 13.25 pm del sábado 11 de setiembre de 1971 partí hacia Berlín en el vuelo 493 de Lufthansa comenzando 25 días de múltiples experiencias difíciles de detallar.

La conferencia se inauguró en el extraordinario y futurista local de la Philarmonica con fondo musical de un órgano y por la noche se realizó una  elegante recepción en el Castillo Charlottenburg con mozos de frac ofreciendo vino Riesling  y cigarrillos.

Al día siguiente  tuve una reunión con Stanley Baruch, representante del gobierno de USA en asuntos de vivienda,  y Ricardo García, Secretario General de Uniapravi,  para coordinar algunas actividades relacionadas con la X Conferencia Interamericana que cuatro meses después se  llevaría a cabo en Lima y yo tenía que organizar

Al terminar dicha reunión visité lo que quedaba de la iglesia en memoria del káiser Guillermo,  Iglesia Memorial Kaiser Wilhelm, de sólida estructura y tétrica belleza. En su interior sentí que  el nazismo solo fue una continuación de las tradiciones alemanas.

Entré a un restaurant para almorzar pero al ver que no entendía nada del menú en alemán  opté, siguiendo una anécdota paterna,  por pedir el plato más caro. 

Al rato se apareció  el maître empujando una mesita rodante, “gueridon” o mesa camarera, con un  gran cubreplatos lo que originó mi curiosidad y la de los demás comensales. Al llegar a mi mesa levantó el cubreplatos o campana  para mostrarme orgullosamente lo que yo había pedido:


Una gran cabeza de pescado con los ojos fijos en mí ¡!!

1 comentario:

  1. La anecdota paterna a la que se refiere, me la conto mi abuelo (su papa) cuando yo era chico.
    Mi abuelo estaba de viaje por Egipto creo, entro a un restaurante y como no entendia nada, pidio el plato mas caro (que al tipo de cambio no le salia caro a el).

    Resulto siendo una torta matrimonial y para "barajarla", la invito a todos los comensales :)

    Pacho

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