domingo, 27 de marzo de 2016

Primer viaje a Europa. Paris

Regreso de Firenze  a Roma y al día siguiente vuelo a París donde al llegar me doy cuenta que había dejado o perdido el papel donde había anotado el nombre y la dirección del hotel donde había hecho la correspondiente reserva.
Voy a una oficina gubernamental de turismo en el mismo aeropuerto donde me informan que solo me pueden hacer reserva por una noche en un hotel, en el Barrio Latino, para turistas despistados como yo.

Aunque había oído hablar del referido Quartier Latin ignoraba que era uno de los más antiguos  y bohemios  de Paris caracterizándose por los múltiples cines, teatros, salas de música librerías, cafés, bares y restaurantes típicos de diversos países: marroquís, griegos, italianos, franceses etc.

El Barrio Latino debe su nombre a la Época Medieval, cuando los habitantes de la zona eran estudiantes que utilizaban el latín para comunicarse.

Al llegar al pequeño y antiguo hotel me di con la sorpresa que solamente había un baño por piso pero la buena noticia era que los que se hospedaban en el mismo piso donde se encontraba mi dormitorio eran todas bellas jóvenes nórdicas (suecas, danesas, alemanas, noruegas) que no cerraban las puertas de sus dormitorios porque para ellas había mucho  calor.

Como el costo era solamente de US $ 10 por noche llego a un arreglo con la administradora para poder quedarme en ese hotel durante mi permanencia en París.

Cesar ( Cato) Franco   ex miembro del FER en San Marcos me había dado la dirección de una oficina, vinculada al turismo, donde trabajaba  y que quedaba en dicho barrio. Fui a buscarlo y después de casi una hora se apareció acompañado de su esposa francesa.

Nos fuimos al boulevard Saint-Germain donde nos sentamos a tomar unos tragos en una mesa que estaba en la vereda de un restaurant, como es clásico en Paris, y poco después se nos unieron Abraham Lama, Soriano, un par de peruanos y unas francesas amigas de la esposa de Cato.

Cuando anochecía las francesas pidieron la cuenta de todos, la pagaron y después de despedirse se retiraron. Esa fue la única vez en mi vida que mujeres me pagaba la cuenta y eran  desconocidas!

Al comentar este hecho con los demás peruanos que estaban con nosotros me dijeron: Es normal acá.

Después nos fuimos a conversar, cenar y tomar vino en un restaurante griego. A las dos de la mañana me voy al hotel.

Al día siguiente início mi tour personal con una guía turística que incluía planos y las estaciones del subterráneo que había que tomar para un adecuado desplazamiento.

Durante mi adolescencia, mientras mi hermanos leían obras de julio Verne, yo leía las obras de Alejandro Dumas lo que me hizo aficionado a la historia de Francia que en la universidad se convirtió en “seguidor” de la revolución francesa  a través de la lectura, y relectura hasta el día de hoy,  de libros como Historia de la Revolución Francesa de Adolphe Thiers,  Robespierre de Ralph Korngold, Talleyrand de Jean Orieux, Fouché de Stefan Zweig, La Revolución  Francesa de Alistair Horne y muchos otros que no figuran en mi biblioteca como la Historia Socialista de la Revolución Francesa de Jean Jaures.

Hago esta referencia porque explica de algún modo mi recorrido por Paris ya que el primer lugar visitado fue el Palais Royal, originalmente llamado Palais-Cardinal, que es un conjunto de galerías y jardines el principal de los cuales tiene una pileta lo que me hizo recordar el famoso patio de derecho en la antigua casona de San Marcos.

Aquí, en este lugar, que dé lugar bohemio se había convertido en punto de reunión de filósofos , Camille Desmoulins se subió a una silla y gritó : A las armas!! Era el 12 de julio de 1789 dos días antes de la toma de la Bastilla, inicio histórico de la revolución francesa.

Rodeo el Louvre y recorro el Jardín de las Tullerías, que formaba parte del Palacio Real de ese nombre y que fue quemado durante el levantamiento de la Comuna de París en 1871. En una de las entradas del Jardín de las Tullerías se encuentra una estatua ecuestre de Juana de Arco realizada en bronce dorado

Recorro los Inválidos y visito la tumba de Napoleón, el sardo de origen italiano llamado Napoleone di Buonaparte que se convirtió en el primer emperador de los franceses.

Después me dirijo al bellísimo teatro de L'opera París y al Arco de Triunfo donde figura el nombre del venezolano  Francisco de Miranda, único latinoamericano con ese honor.


Sigo la gira hasta el Hôtel de Ville donde están las instituciones del gobierno municipal de París y donde fue herido en la mandíbula y arrestado Robespierre por haberse declarado en rebeldía a la Convención. 

Esa misma noche fue trasladado a la cárcel de La Conciergerie y guillotinado al día siguiente. Era el 28 de julio de 1794, fecha que muchos historiadores consideran como el fin de la revolución francesa.


Visito la cárcel de La Conciergerie y voy a la celda donde Robespierre estuvo detenido una noche y veo una pequeña placa en que dice Maximilien Robespierre. Homme d'État”


Recorro la Catedral de Notre Dame de impresionante estilo gótico pero mejor es la Sainte Chapelle que fue consagrada en 1248 y se destaca porque las paredes han sido reemplazadas por  vidrieras que representan escenas religiosas y las columna son  azules decoradas con flores de lis y rojas decoradas con castillos de oro.

Cuando llegó la hora de cierre fui el último en abandonar esta maravilla mundial.

Otra noche de bohemia con los amigos peruanos.

Al día siguiente visito el Louvre y necesitaría  un cuaderno  para simplemente mencionar todas las obras de arte que tuve la oportunidad de admirar hasta que cerraron el museo.

El último día fui a visitar el palacio de Versalles, bonito pero nada me emocionó. Como anécdota contaré que en su interior no hay baños y un guía nos cuenta que en su época de esplendor los asistentes, todos nobles por supuesto, hacían sus necesidades tras las cortinas pegadas a la pared.


Por eso necesitaban los famosos perfumes franceses.

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