domingo, 22 de mayo de 2016

Lea Barba


Conocí a la joven Lea Barba Barrera al ingresar a  San Marcos (1953)  y la recuerdo con unos zapatos blancos con marrón sin tacos , típicos de la época, medias cortas llamadas “cubanas”, libros bajo el brazo y  hablando enérgicamente  mientras un grupo de admiradores la rodeaba.

A partir de 1955, cuando terminamos Estudios Generales, Lea estudió en las facultades de Derecho y Educación mientras yo lo hacía  en la de Ciencias Económicas y Comerciales.

Durante 1958-1959 compartimos, como miembros del FER y delegados en la FUSM,,  luchas universitarias  en defensa de nuestros principios y de los derechos de los estudiantes.


Su imagen siempre la tuve ligada a la imagen de Feliz Arias Schereiber , su enamorado y futuro esposo.

Al finalizar 1959 nuestras vidas siguieron rumbos distintos pero en 1970 al leer la novela de Mario Vargas Llosa titulada Conversación en la Catedral era evidente  que el personaje Aída era Lea Barba y Jacobo era Félix Arias Schereiber en la vida real

“Aunque los años nos han ido aventando a todos por direcciones diferentes, y a la mayoría de estos compañeros -perdón, camaradas- no los he vuelto a ver, ellos figuran entre mis irreductibles recuerdos sanmarquinos. Héctor Béjar, mi primer instructor en el círculo y su aterciopelada voz de locutor; Podestá, Martínez, Antonio Muñoz. Pero, sobre todo, Lea Barba y Félix Arias Schreiber, con quienes conformamos un trío irrompible.”
MARIO VARGAS LLOSA

Cuarenta años después (2010), jubilado y con problemas propios de la vejez, logré realizar reuniones  mensuales,  en mi domicilio,  con algunos de los sobrevivientes  del FER entre los que no podía faltar Lea con quien estuve en contacto telefónico  incluso después de la última (espero que este término sea temporal) de esas reuniones.

El  martes 24 de noviembre del 2015  recibí una llamada telefónica de su hijo mayor para comunícame que su madre acababa de morir como consecuencia de su diabetes e infecciones. Por la tarde fui al velatorio y fue un golpe bastante duro ver a la activa Lea reposando en un ataúd.

Me llamó la atención que no hubiera  personas vinculadas a la izquierda peruana ya que, como se publicó en Diario UNO:

“Quizá fue  la primera mujer del siglo XX que conformó una pequeño grupo clandestino del Partido Comunista Peruano (PCP) allá por los años ’50: la Célula Cahuide, para enfrentarse a la feroz dictadura del general EP Manuel Odría Amoretti

Al día siguiente recibí un correo de Miguel Tauro de Lama, remitido desde Francia,  en el que decía:

Amigos y amigas, esta luctuosa noticia del fallecimiento de Lea me ha chocado intensamente, pues Lea, para mí, es una camarada mujer que contribuyó mucho a mi formación política, allá por el año 1955, cuando yo era un adolescente cachimbo de San Marcos, con apenas 16 años de edad. Se dio la casualidad que Lea viviera en la cuadra 18 de la Av. Petit Thouars, yo a la altura de la 30 y su pareja Félix en la 40 de la Av. Arequipa. O sea, los tres éramos casi vecinos, y los tres integrábamos el llamado "Círculo de Activistas", fracción del Partido Comunista que pretendía depurar a éste de toda forma DE OPORTUNISMO Y DE CORRUPTELAS.


Recuerdo, como si fuera ayer, que Lea era una mujer que no necesitaba pintarse, que vestía modesta y simplemente, sin ánimo de coquetear con nadie, y así todos los "camaradas" estaban de ella enamorados, como hechizados, también porque en esa época eran contadas de una mano las jóvenes revolucionarias.


En mi imaginario de adolescente, yo identificaba Lea Barba con el personaje de "La Madre" de Gorki, porque era consecuente y sufría mucho por las escenas de celos continuas de su pareja. Claro que Félix no era un alcohólico que le pegara, pero a veces el dolor psicológico es peor. A fines del 57, el movimiento marxista-leninista que organizamos se debilitó mucho por la partida tanto de Lea como de Félix, dos militantes no sólo teóricos sino también eficaces. Tiempo después nos dejó Juan Ubaldo Soria, fundamentando su actitud en una desviación escolástica que nos apartaba de la lucha de clases. Finalmente, la mayoría disolvió el grupo, ingresamos al partido oficial (donde nunca habíamos militado) y nos reencontramos allí con Félix, Lea y Soria, para construir una organización que se volvería un pulpo de muchos tentáculos, siendo el más siniestro "Sendero Luminoso".


El resto de la Historia es de sobra conocido.


Visité a Lea en su casa hasta la víspera de nuestro retorno a Francia en el 2014, la he visto enferma de diabetes y de los riñones y preocupada por problemas familiares que pueden acortar la vida de cualquiera. En todo caso, en estas últimas conversaciones, ella me contó que había conocido la URSS, la patria "socialista" de sus amores, yo le trasmití mi nuevo ideal libertario, todo lo que no constituyó un obstáculo para seguir siendo amigos, hasta que, hoy, la muerte desdichada nos ha separado.


Mi más sentido pésame a todos sus hijos y nietos, y créanme, yo también sufriré por esta pérdida invalorable.


Miguel Tauro de Lama


24/11/2015

El 21 de Diciembre asistí a la clásica Misa del Mes donde  la mayoría de los asistentes  eran jóvenes cincuentones,  amigos de los hijos,  excepto mis contemporáneos compañeros sanmarquinos  Isaac Humala y Elena Tasso (Nikita), los padres del Presidente Ollanta.

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