Eduardo se caracterizaba por su sinceridad, honestidad y
facilidad para comunicarse. Siendo represéntate de las Mutuales y yo del Banco
de la Vivienda, organismo que las regulaba, supervisaba y financiaba, teníamos
continuamente reuniones que rápidamente pasaron del terreno profesional al
amical.
Recuerdo que me invitó a la inauguración del departamento
que había adquirido a la espalda de la iglesia de Miraflores donde conocí a su
joven y bella esposa. (ex - Reina del Festival de Primavera de Trujillo)
En 1971 nos encontramos en Berlín como participantes en la
XII Conferencia Mundial de International Union for Housing Finance (IUHF) y
Eduardo me propuso visitar el famoso museo del Hermitage ubicado en San
Petersburgo (Leningrado) pero como en esa época no nos otorgaban visa para
viajar a la URSS tuve temor de hacerlo, decisión que lamento hasta el día de
hoy.
Tres o cuatro años después tomando algunas copas la
conversación recayó sobre su carrera política y yo le pregunté cuáles eran sus
planes para el futuro y él me dijo:
” Primero tengo que ser decano del Colegio de Arquitectos y
convocar un concurso para el desarrollo urbanístico de Lima, después seré su
Alcalde y aplicaré exitosamente ese plan lo que me llevará a la Presidencia de
la Republica.”
De acuerdo a sus planes Eduardo Orrego fue decano del Colegio de Arquitectos del
Perú (1977-1978) en noviembre de 1980 fue elegido Alcalde de Lima y durante sus
cuatro años de gestión inició la recuperación del centro histórico de Lima,
convirtió el Jirón de la Unión en un paseo peatonal reubicando a los vendedores
ambulantes en Polvos Azules como parte de un plan de desarrollo a largo plazo
para la ciudad.
Siendo Alcalde de Lima tuvo la gentileza de realizar, en
noviembre de 1983, una sesión solemne para conmemorar los 25 años de fundación
de la Mutual Perú, de la cual yo era su Gerente General.
En 1990 perdió las elecciones generales como candidato a la
Vicepresidencia de la Republica como miembro de la lista de FREDEMO pero fue
electo como Senador.
Con el autogolpe fujimorista de Abril de 1992 ambos pasamos
al retiro, Eduardo como político y yo como experto en financiamiento de
viviendas ya que fueron liquidadas las instituciones para tal fin.
Dos años después fui a su domicilio, para devolverle un
libro de su propiedad que encontré en mi biblioteca. Al llegar me hicieron
pasar a un bello salón rodeado de cuadros, pinturas y piezas de loza de
diversas partes del mundo.
Estaba esperando cuando oí que alguien, arrastrando los pies
se acercaba: era Eduardo que venía en pijama, pantuflas,
bata y con tan deprimente aspecto que,
sin poder hablar por la emoción, solo atiné a abrazarlo.
Eduardo Orrego falleció el 23 de diciembre de 1994. Tenía 61
años
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